Más que un deseo personal, considero una obligación moral impostergable declarar lo siguiente:
Gracias.
Me has dado grandes aventuras, aprendizajes y momentos inolvidables. Mi vida ha sido mejor gracias a que te has cruzado en mi camino. Aprendí mucho de ti aún cuando las circunstancias no eran las mejores, aunque me quejé de ti, también agradecí siempre que estuvieras ahí para mi.
Hiciste mi vida mejor, me hiciste una mejor persona, y llevaré por siempre tatuado en el corazón una parte de ti.
Vivirás siempre en mi, como lo que fuiste, como lo que fuiste para mi. Aprenderé a tenerte siempre presente como parte de mi vida. Es una decisión personal.
Siempre te amaré.
No importa lo que pase, no importa lo que diga, siempre voy a amarte, ten presente el fuego de ese amor que alguna vez vivimos con intensidad para gozarlo y otras para sufrirlo, esa llama vivirá en mi mientras viva el brillo de mis ojos.
Hasta siempre.
Me voy de ti, de tu vida y de tus ilusiones. Me voy a vivir mi vida sin ti, a buscar otras aventuras, a conquistar nuevas experiencias, a cometer nuevos errores. Quiero ser más osado y salvaje, quiero equivocarme más, quiero experimentar cosas nuevas y quiero dejarme llevar una vez más.
No temas por mi vida porque es mia y si en vivirla se me va, pues que mejor.
Ya no quiero estar atado a nada que no me sirva en mi presente, suena a desgracia habernos perdido en el camino, pero me parece una desgracia mayor aún, seguir atados a algo que ya no puede mas que deternernos. Pero ya no más.
Adiós.
Me despido de ti para nunca más regresar a ti. Ya no quiero nada contigo. Ya no tengo fuerza para seguir de esta forma, no quiero hacer nada que no desee de manera genuina, no sabrás de mi más nada. Me alejaré. No te voy a contestar hasta que se apague cualquier indicio de sentimentalismo entre tú y yo.
Adiós a todo mi pasado, adiós en especial a ti. Ya no me ata nada, ya me puedo ir hacia mi presente y te deseo que tú puedas hacer lo mismo.
Hasta siempre!
Adiós.
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