No puedo dejar

No puedo dejar mirarte,
no puedo dejar de pensar en ti todo el tiempo,
no puedo dejar de verte con asombro,
no puedo dejar de escuchar todo lo que dices,
no puedo dejar de percibir tu aroma,
no puedo dejar de sentir tu piel tan suave,
no puedo dejar de desear, que cada vez más de ti,
no puedo dejar de ver como todo sucede,
no puedo dejar de imaginarte,
no puedo dejar de soñarte,
no puedo dejar de querer un poco más de ti.

Puedo intentar que te quedes para siempre.

No puedo dejar que te vayas.

Instrucciones para idealizar a una mujer

Póngase cómodo, tome aire. Lo va a necesitar.

Mírela fijamente a los ojos, no por mucho tiempo… ella podría notar algo. Capture con delicadeza en su memoria el aroma que la rodea, siéntalo, recuerde en plenitud los tonos con los cuales la luz estaba sosteniéndola ese día frente a sus pequeños e impresionables ojos.

Enmarque el aire que se encuentre en el espacio suficientemente conmensurable al rededor de la situación, alrededor de tan bella primera vez. Desdibuje el resto de la habitación, baje el volumen de todas las voces, sonidos ambientales como: ambulancias, manifestaciones, vendedores ambulantes y perros maleducados, por lo menos a la mitad. Si la situación lo permite acompañe mentalmente dicho momento con una pieza de Mahler o Debussy… Puede ser algo más moderno pero advierto que el efecto a la larga se vuelve superficial.

No la mire todo el tiempo, pero no la pierda de vista. Debe ser el foco absoluto de toda su atención, toda capacidad creativa debe concentrarse en ella y en convertir de forma mágica todos sus pequeños recovecos en su nueva filosofía de vida. Deberá recordar cada ademán, cada gesto, cada sonrisa diferenciable y cada palabra, cada muletilla y hasta los errores sintácticos formarán exitosamente parte del bagaje maravilloso que hace nacer frente a sus ojos a una nueva diosa moderna.

Manténgase cerca, la mayor parte del tiempo posible, cree la mayor cantidad de vínculos y afinidades que le sean posibles, mienta un poco si es necesario, deje a un lado la timidez y láncese sin miedo a hablar, que probablemente no habrá oportunidad de revalorar la validez de dichos argumentos.

Hágala sonreír, indague lo más que pueda, sin caer en lo inapropiado, pregunte y conceda el asombro a cada instante, que esto alimentará como la leña seca a la hoguera, el ego de cualquier mujer, y esto puede ser lo único que puedo jactarme de estar absolutamente cierto.

Ante la mínima provocación acérquese, viva su perfume en vivo y de cerca, si le es posible estreche su mano, bésela en la mejilla o incluso abrácela, claro está, si la situación a sí lo permite. De lo contrario admire, invente cuanta cosa bella exista en si misma y conviene preguntar a quien muestre un indicio mínimo de interés con el fin de reafirmar los propios sentimientos. Si no hay nadie y momento tan importante le ha pillado sólo, no importa, que nadie se necesita más que vuestra disposición e imaginación.

En cuanto se haya ido, recuérdela. Hable de ella con quien le sea posible, escriba sobre ella, adapte todas las canciones que existen a su existencia, póngale flores al rededor, imagínela inmersa. Cada respiración imagine su perfume, hágalo más dulce, envuélvase en momentos mágicos que mezclen la memoria con la fantasía inmediata. Descúbrase a si mismo pensando en ella sin motivo y alégrese, escriba su nombre en el aire, cierre los ojos y traiga a su mente la más bella de todas sus sonrisas.

Antes de continuar quiero aclarar, algo que obvie por su simpleza, pero que no puedo permitir se escape del lector distraído como muchos de los que seguirán las presentes instrucciones por lo que recalco: «Cada que imagine a la mujer a idealizar, imagínela rodeada de flores y ángeles regordetes, mientras una suave voz similar a la de Adelle, le acompaña. Cada imagen mental que traiga de ella debe parecer una estatua perfecta esculpida a mano por 10,000 artistas juntos… hágala su emblema de la perfección.»

Manténgala en su mente por, al menos, un par de horas y será imposible sacarla de su sistema por al menos 100 años.

Advertencia: Dichas instrucciones serán infalibles para al menos dos cosas: recordarla por siempre y perderle para siempre de la realidad.

Me sirve no me sirve

Por: Mario Benedetti

La esperanza tan dulce
tan pulida tan triste
la promesa tan leve
no me sirve

no me sirve tan mansa
la esperanza

la rabia tan sumisa
tan débil tan humilde
el furor tan prudente
no me sirve

no me sirve
tan sabia tanta rabia
el grito tan exacto
si el tiempo lo permite
alarido tan pulcro
no me sirve

no me sirve
tan bueno tanto trueno

el coraje tan dócil
la bravura tan chirle
la intrepidez tan lenta
no me sirve

no me sirve
tan fría la osadía

si me sirve la vida
que es vida hasta morirse
el corazón alerta
si me sirve

me sirve cuando avanza
la confianza
me sirve tu mirada
que es generosa y firme
y tu silencio franco
si me sirve

me sirve la medida
de tu vida

me sirve tu futuro
que es un presente libre
y tu lucha de siempre
si me sirve

me sirve tu batalla
sin medalla

me sirve la modestia
de tu orgullo posible
y tu mano segura
si me sirve

me sirve tu sendero
compañero.

¿De qué color?

Debo guardar silencio,
y observar…
debo guardar silencio,
y escuchar.

No escucho claramente nada,
porque todo se siente lento,
en mis manos se escapa todo el tiempo,
el presente.

No podría sentir más intensamente todo,
como volar en sueños,
todo lo que ahí encuentro,
se vuelve real.

¿De qué color serás cuando te vuelvas realidad?

La otra cara de un por siempre

8 de marzo de 2011 

Vamos a jugar a que te escucho,
y tú haces como que me cuentas.

Haces como que me explicas,
Y yo como que entiendo,
Tú haces como que me miras,
Y yo hago como que te veo.

Yo juego a que me importa,
y tu haces como que te gusta,
yo hago como que te quiero,
y tu haces como que te importa.

A veces juntos hacemos el amor,
Y hacemos como que todo esta bien.

Ahora que se ha ido la euforia

Ahora que ha pasado la euforia de verme,
sólo queda el deseo genuino que siento de tenerte.

Cuando te miro en mis recuerdos,
y escucho nuestras voces riendo,
se escapa en el tiempo este momento,
porque el tiempo pasa y ya no te tengo.

Ahora que me has besado,
me has tenido y has dejado de extrañarme,
sólo vuelves a mi mente,
una y otra vez.

Pero ya no estas,
ya no respondes,
contestas tímidamente,
hasta que tu voz se pierde de nuevo.

Mientras te espero,
no existes en mi mundo,
sólo en la ausencia,
que siento al pensarte.

Cuando vuelvas sonreirás,
querrás besarme y abrazarme,
mirarás mis ojos,
y no entenderás…

Porqué te iras de nuevo.

Atrapado o Libre

Si estoy atrapado en la decadencia,
resulta muy difícil crear, generar algo que no tienda,
a la decadencia misma.

Es acaso que estas líneas se han vuelto grises,
es más bien un grito al cielo,
antes que un canto de amor o silencio.

Cuan prominente es mi nariz,
frente al estado actual del mundo,
unos momentos antes del día más largo del año,
no tengo fuerzas pues regalo mi energía.

La diferencia entre cambiar al mundo,
o estar atrapado en la decadencia,
será acaso imperceptible,
o es la decadencia misma,
es así ser libre.

Profunda soledad,
y silenciosa tristeza,
arrogante obsesión,
por lo perfecto.

Soledad inducida,
energía diluida,
mascaras de fiesta,
tierna sonrisa.

No tengo ganas de fingir,
estoy cansado y prefiero escribir,
con calma un plan,
con tiempo un destino.

Si nada se detiene,
entonces así será.

Mientras espero

Es de las mujeres percibir el tiempo distinto,
es de los hombres perder la paciencia,
pero es de nosotros hacer del tiempo nuestra casa.

mientras todos van despacio o a prisa,
nosotros bebemos café,
comemos helado,
o nos besamos un poco más.

aunque la espera es compleja,
saber que vendrás de pronto,
lo hace ameno.

pensar en el encuentro,
cuando se trata de ti,
se vuelve agradable esperar.

mientras espero,
te escribo un poco más.