Quiero que seas feliz. Que conozcas todos los colores del arcoíris.
Yo me tuve que ir, no te preocupes, entenderás que todos tenemos nuestro camino.
Te amé y te sigo amando desde el momento en que te convertiste en mi maestra en tu pequeña carita de angel, tus ojos que son como nuevos universos que se abren y hacen ver mis problemas insignificantes.
No supe cómo decir adiós, dejé pasar el tiempo y se acabó.
Pero es así, así que con todo el amor del mundo, incluso todo ese que estaba debajo de mis propias incongruencias y sentimientos mundanos de mi juventud para no entender que lo sentía y aquí está:
Se llama la vida y puedes hacer con ella lo que te nazca. Si lo deseas puedes recorrer todo el mundo o simplemente ser feliz haciendo lo que amas. Que te acompañen todas mis habilidades y todas esas cosas que de alguna manera traíamos en el linaje… y bueno pues aquí también está.
Vive y haz tu propio camino, tu propia tribu, escribe tus propias reglas y transforma tus heridas en la luz creadora que deseamos cuando planeamos está existencia de antemano, soy sólo un ser humano y tengo todos los defectos que todos pudimos tener cuando estabamos vivos.
Mira de frente y con coraje que este plano «real» es intenso y puede ser agobiante a veces pero recuerda que también somos seres sutiles que somos mucho más grandes que sólo estos cuerpos tan frágiles.
Si me extrañas háblame, pronuncia mi nombre, invócame. Pregúntame si necesitas saber algo y luego guarda silencio, que ya te contesto. Platiquemos, desahógate y suelta todos los reclamos que tengas para mi, lo merezco, lo necesitas sacar de tu pecho.
Pero sobre todo, suéltame para que puedas volar. Necesitas ser libre par ser feliz y poder brillar al absoluto de tu potencial.
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Y para el señor payaso que coincidimos en este camino buena suerte con tu luto también hermano.