Gracias por las flores, gracias por los cantos. Gracias a la vida por su caricia en todo lo que nos rodea y gracias a este soplo de vida que me sigue acompañando todavía.
Permito conectarme con todo lo nuevo que sigue llegando interminablemente a esta existencia tan colorida y serena que he decidido encarnar. Igualmente permito desconectarme total e incondicionalmente de todo aquello que nuestros caminos naturales ya es hora de separar.
Decido no cargar ni llevar el peso de nadie más, me hago responsable de mi peso y con amor intentaré aligerar la carga de mis hermanes cuando mis alas sean lo suficientemente fuertes para poder proveerme el soplo de la vida misma.
Me quedo tranquilo, de este lado fuera del mito. Lejos de una sociedad que se rehusa a mirarse en términos más humanos y nos sigue cosificando al borde de la propia explotación y aniquilación del espíritu,
Gracias a todos los seres que hacen algo para salir de esa burbuja de normalidad que no sólo asfixia, sino que envenena gradualmente el alma, hasta que ya no se distingue en dónde empieza uno y en dónde comienza la decadencia que ya nos devoró.
Gracias a la montaña que nos cobija con sus miles de seres luminosos y sus elementos mágicos que respiran y producen el aire que nos da de comer. Gracias a todas las personas medicina que se toman un momento para abrazarnos y guiarnos en nuestro camino por este sendero de luces y sombras.
Tengo 34 años, escribo desde que tengo memoria, y sueño con escribir las páginas de un mundo nuevo desde siempre. He caminado por lugares increíbles y he visto cosas que entiendo son invisibles para muchos ojos. Si tuviera que dejar este plano estaría tranquilo, si tuviera que quedarme estaría algo emocionado y al mismo tiempo preocupado. Dicen que la vida es eso que está más allá del miedo y creo que a veces se me olvidan las cosas que sé y escucho demasiado a esta voz artificial que nos dicta un colectivo competitivo y destructivo del que al parecer todos tenemos la responsabilidad de seguir alimentando como un monstruo insaciable que nos llena de objetos brillantes e inertes.
Sólo tengo un plan en este plano y eso es producir impresiones estéticas artísticas que cambien la percepción de las personas que no son capaces de sentir empatía con su condición humana y natural y que por medio del arte podamos salir de este ciclo interminable de comernos a nosotros mismos. Si tengo que bailar, cantar o escribir muchas películas, pues que así sea, pero que por lo menos algunos de nuestros hermanos se libren de este pozo sin fondo de deseos carnales y una falsa sensación del esfuerzo y el merecimiento.
Creo que ya no me es tan simple conectarme con algunas cosas de la vida cotidiana, tal vez mi nave ya ha despegado un poco y no le es posible volver a poner los pies en esta hermosa plantita que se está marchitando. Me encantaría seguir aquí, sentado, deseando que estos universos existan y nos curen nuestras almas de esta necesidad de tener y ser personajes intrascendentes que alimentan egoísmos.
Gracias al sol, gracias a la primavera que nos abraza, gracias a la danza y a la música, gracias a los profes que nos enseñan, y a los alumnos que se auto disciplinan por la plena vocación de entregarse a lo que más placer les genera. Gracias a las personas que van a los parques, y que se acercan a hacer nuevos amigos, que llevan a sus mascotas y que llevan a sus hijos y a sus perros a jugar. Gracias por todo por tanto, y por lo que viene. Que esta semilla que sembramos todos juntos aquí y ahora vea a sus hijos recoger sus frutos y que con ellos alimentemos al hambre que siente el alma del ser humano y que apacigüe la herida que tiene la madre tierra, víctima de su hijo el más luminoso de todos…
EDI TIMES 