Hace varios días que vivo acá. El barrio de Villa Crespo, las baldosas flojas y las heces de perros por doquier, no son suficientes para opacar el hermoso fuego de las calles porteñas que se cuentan así mismas en silencio, llenas de historias y hermosas personas.
Siempre es dificil empezar de cero, pero para mi es mas duro mantenerme mucho tiempo en el mismo lugar, quizas porque no había podido poner mi mente en paz, como lentamente estoy haciendo ahora. La cultura, las personas, las conversaciones, la comida, las mujeres, la fiesta, el alcohol, la falta de algunas buenas drogas; me hace poner todo en perspectiva. ¿Qué de lo que tenemos realmente nos hace la vida mejor?
Hoy no me hace falta nada, esta Ciudad lo tiene todo; y eso, lo pone a uno a pensar. Gracias a la vida y a las personas que en ella me encuentro que me han llevado siempre a lugares increibles, a historias dignas de ser contadas, una vez más. Gracias a mis amigos que me han recibido con tanto cariño después de tantos años de no vernos.
Sentirse en casa, es una sensación que hace mucho tiempo no sentía y que hoy cobra un nuevo significado. Sé que esto también pasará y así como hoy miro a la distancia las noches en el desierto arabe, y agradezco y disfruto mucho de mis días por estos barrios.
Grande Argentina, grande tu gente. Ojalá tuvieran más esperanza, pero bueno supongo que todo pasa por algo.
–
Hoy tenemos asado mexicano, (porque compré un chingo de carne y bueno…) celebraremos con Fernet y Rombai, como adolescentes hasta que las cosas se salgan de control. Pero eso esta bien, ya somos adultos.
Hace unos días cumplí 29 años y estoy muy contento de estar siempre en medio de gente buena y talentosa, quisiera poder darles al menos lo mismo que yo siento recibir de ellos, sobre todo a esas personas que para mi son tan especiales, aún no siento tener las palabras correctas para expresar mis sentimientos, y bueno capaz que hay cosas que no se expresan con palabras.
Por ahora hasta aquí. Espero que hoy llegue mi remera de Atlanta.
EDI TIMES 