Gracias por traerme mi comida el día de hoy. Porque es la hora de comer y tengo algo delicioso que llevarme a la boca. Todos los días, todos los seres vivos, o los que así lo logran, viven en la comida un momento especial. Algunos lo dan por sentado y otros lo agradecen como un preciado regalo.
Hoy hace un día hermoso, y he tenido la oportunidad de prepararme algo de comer, además he compartido un café y pan de muerto con mi hermana.
Deseo que todas las personas que sirven a otras personas para satisfacer su necesidad más básica que es comer, vivan siempre tranquilos, felices y en paz. Que encuentren en esa sagrada tarea el consuelo y el goce de sus días en este paso por la vida. Que todas las energías, y buenas intenciones depositadas en la bondad del ser humano sigan floreciendo y continúen con su verdadera misión en este plano y gracias infinitas por dejarme servir en esta entrega.
Que siga brillando la luz interminable de su sabiduría, y que siga haciéndonos más conscientes del los otros, cada vez más, todos uno, que se vayan las dudas y los miedos, que se queme todo en el infierno y que el fuego se coma lo que la luz no necesita.
Que el tiempo nos vuelva a reunir en un abrazo y que la vida nos regale la amistad.
Es tiempo de otros sabores, de otros paseos y otros recuerdos. Que no falte la sal y el aceite de oliva, que siempre sepa rica la comida.
Es hora de meter las manos con mayor profundidad y hacer algo místico.
Yo creo que en este plano todo es plastilina y debe permanecer lo más carente de valor posible, en los designios de nuestro corazón.
Manejar con cuidado, la Ciudad es brava y cargando comida se pone todavía más salvaje. Por eso la amamos tanto.