(Viendo Game of Thrones y llamando a la Güera)
Es jueves 16 de junio de 2016. Estoy en la casa de mi mamá, viendo una serie después de almorzar tortillas, queso, frijóles y salsa.
Es lindo volver, es lindo sentir que nada ha cambiado y que lo bueno de vivir en ciudades antiguas es que el sentimiento de familiaridad supera nuestra propia memoria. Por otro lado, es duro ver a los seres queridos tan poco tiempo.
Estoy agradecido con la vida por esta oportunidad, y cada vez más me doy cuenta que mi trabajo debe estar enfocado en esto precisamente, viajar constantemente.
Veo mi ciudad llena de esa magia que me he llevado a otros países, me siento lleno de luz y no se me olvida de donde vengo y para donde voy. Me encanta vivir en Buenos Aires y hoy más que nunca estoy feliz de construirme un hogar allá.
Ya habrá tiempo de volver, ya habrá tiempo de partir, las despedidas siempre son ambigüas si se mira la existencia de manera circular. La familiaridad del amor y los ojos de quienes amo; sus lecciones y sus consejos son para mi, el aliento que me permite seguir dibujando un porvenir frente a mis ojos.
Estoy listo para encontrarme con mi maestro y avanzar al siguiente nivel de consciencia. Es momento de sentarme a observar y mirar las transformaciones de este nuestro mundo; ya estaré de nuevo por acá, pero más importante, ya estarás tu Ciudad de México más en Buenos Aires de lo que habías estado hasta hoy.
Gracias a toda la genta hermosa que me regaló su tiempo en esta breve estancia en la ciudad, me llevo con cariño todas sus palabras y observaciones. Namaste.