Sólo tú vez ese poema!
Estuviste aquí!
No estoy loco!
¿O, sí?
En medio de una tremenda calma,
el miedo se resbala de la mesa de la sala,
casi sin reirse.
Entre tanto, te escribo sin parar,
te pienso sin dormir,
e insisto en amarte.
No estoy loco!
¿O, sí?