Estremeciendose suavemente con fino temblor,
ante la cercanía de un cuerpo conocido,
camina con lentitud y parece deternse,
juguetea en el dintel sin meterse por la ventana.
Los acordes en frecuencias inaudibles suenan,
y sólo vibra el silencio en mis oídos,
de nuevo lanzan sus llamaradas al aire,
y lentamente vuelven al mundo en forma de flores.
Entonces se escuchan estruendos,
fuertes sonidos de destrucción y estridencia,
claman los oídos de los no humanos por sosiego,
y los muertos parecen volver.
Son ciegos y sordos,
no se entienden y chocan entre si,
buscan correr entre las ondas del viento,
y se clavan torpemente en mis oídos.
Asustados y hartos.
se revuelven en los ojos fríos de aire sin movimiento,
caen y desaparecen sin ser escuchados,
crujen por siempre esos extraños ruidos.